Muy probablemente sea el volcán
más famoso del mundo, en gran parte por la primera erupción de la que tenemos
noticias documentadas, la del 24 de agosto del año 79, en la que sepultó entre
otras a la próspera ciudad romana de Pompei.
El Vesubio se levanta a
escasamente 9 kilómetros de la ciudad de Nápoles, lo que le convierte en la
actualidad en uno de los volcanes más peligrosos del mundo, está activo y en
sus alrededores viven más de 3 millones de personas.
Desde Nápoles no es nada
complicado llegar a él. Bastará con tomar la Circumvesuviana, un tren que sale
de la Estación Central de Piazza
Garibaldi y que recorre toda la zona costera hasta Sorrento. Habrá que subirse
en el tren de Nápoli-Sorrento y bajarnos en la estación de Ercolano Scavi. Este
será precisamente el mismo recorrido que tendremos que hacer si queremos ver la
segunda ciudad más importante que sepultó el Vesubio, Ercolano.
El Vesubio visto desde la antigua ciudad romana de Ercolano |
Nada más salir de la estación nos
encontraremos con diferentes compañías de Taxis que te llevan hasta prácticamente
la cima del volcán. A nosotros nos cobraron 18 euros por persona, 10€ por el
taxi y 8€ que vale la entrada al Vesubio. Estad atentos porque el precio lo
pueden variar los taxistas según las circunstancias.
En el caso de José Antonio
Encinas y Sara Dorado, al llegar a Nápoles en un crucero, tuvieron más sencillo
visitar el Vesubio gracias a una visita organizada.
Sara Dorado al inicio de la subida |
En cualquier caso lo recomendable
para comenzar bien la ascensión, una caminata de menos de media hora a ritmo
tranquilo, es tener un buen calzado, deportivos a ser posible, y abastecerse de
agua para hidratarse bien.
Nosotros subimos en pleno agosto, después de haber visitado temprano las ruinas de Ercolano, sobre la 1 de la tarde, y con un sol de justicia, pero con crema solar, agua y una gorrita, no fue complicado.
José Antonio y Sara subieron en el mes de octubre, ya con menos calor, pero con bastante sol, y es que hay que tener en cuenta que Nápoles es la segunda ciudad de Italia con más días de sol.
Nosotros subimos en pleno agosto, después de haber visitado temprano las ruinas de Ercolano, sobre la 1 de la tarde, y con un sol de justicia, pero con crema solar, agua y una gorrita, no fue complicado.
José Antonio y Sara subieron en el mes de octubre, ya con menos calor, pero con bastante sol, y es que hay que tener en cuenta que Nápoles es la segunda ciudad de Italia con más días de sol.
Al inicio de la subida os
encontraréis a unos napolitanos que por 1€ os dejarán un bastón de madera para
ayudaros en el trayecto, nosotros no lo usamos, pero José Antonio, al no poder
llevar el suyo que tiene en Olivares, si que lo cogió.
Los primeros tramos son muy
serpenteantes, con una tierra de polvo volcánico que os hará resbalar en
ocasiones, de ahí lo bueno del bastón, pero nos aliviarán las preciosas vistas
que podremos ver a lo largo de la caminata, más espectaculares cuanto más
altura ganemos.
En la cima, a unos 1281 metros de
altura podremos recorrer el impresionante cráter, en la actualidad en reposo,
si bien de vez en cuando hay alguna pequeña actividad no peligrosa, como salida
de vapores de azufre, como se ve en las fotos de debajo, que hizo Jose Antonio en octubre de 2011.
Las vistas son inmejorables, a un
lado el cráter y al otro el golfo de Nápoles. Podemos ver toda la ciudad de
Nápoles, la costa hasta Sorrento y la bonita isla de Capri.
El cráter del Vesubio |
La costa de Sorrento, con la isla de Capri a la derecha |
Para la bajada os recomiendo
tomar en uno de los varios puestos que hay un granizado de limón natural, y sin
azúcar, para refrescaros de cara a un descenso que es mucho más ameno que la
subida.
Dependiendo de la época en la que
visitéis el Vesubio y las actividades de este, el olor a azufre puede ser más o
menos intenso. En nuestro caso, en agosto, sólo percibimos ese olor junto a las
taquillas de entrada, en la zona del aparcamiento, después en la subida ni
rastro.